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Esencia de Mariposa
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Sabrás del dolor y de la pena
 
de estar con muchos, pero vacía.
 
Sabrás de la soledad de la noche
 
y de la longitud de los días.
 
Sabrás de la espera sin paz
 
y de aguardar con miedo.
 
Sabrás de la soberbia de aquellos
 
que detentan el poder y someten sin compasión.
 
Sabrás de la deserción de lo que es tuyo
 
y de la impotencia del adiós.
 
Sabrás que ya es tarde y casi siempre imposible.
 
Sabrás que eres tú la que siempre da
 
y sientes que pocas veces te toca recibir.
 
Sabrás que a menudo piensas distinto
 
y tal vez no te entiendan.
 
Pero sabrás también:
 
Que el dolor redime.
 
Que la soledad cura.
 
Que la fe agranda.
 
Que la esperanza sostiene.
 
Que la humildad ennoblece.
 
Que la perseverancia templa.
 
Que el olvido mitiga.
 
Que el perdón fortalece.
 
Que el recuerdo acompaña.
 
Que la razón guía,
 
Y que el Amor dignifica.
 
 
Juan XXIII

En este capítulo les he de decir que mi mariposa y yo, vivimos los mejores momentos de nuestra unión, aunque no fue una relación 7/24 si duro 5 años entre aprendizaje y prácticas, castigos y premios, Ilusión y decepción, pero eso sí, mucha dedicación a esta hermosa relación entre ella y el bondage.
Pues así he de empezar por narrar cada una de nuestras experiencias entre ella y yo, así como diría el poeta, camino se hace al andar.

Para aquellos amantes del bondage, la posición clásica es atar a tu sumisa a la cama en forma de cruz, cada brazo y piernas, las atarías a cada pata de la cama, pues bien, lo primero que hay que hacer es cerciorarse de que las ataduras tanto en muñecas y tobillos no estén muy apretadas pues pueden cortar la circulación y esto nos ocasionaría temer que recortar el tiempo que tendríamos para nuestra sesión con nuestra sumisa, en segundo lugar, si hay que tensar lo suficiente para que su cuerpo tenga el mínimo de movimiento y así se pueda trabajar cómodamente en él. Ya teniéndola atada a la cama se le puede vendar los ojos o no, o si lo prefieren, ponerle una mordaza de bola en la boca para no oír ningún tipo de sonido de nuestra sumisa. Pues bien, lo que yo hice fue no ponerle nada, en la boca y en los ojos, pues yo deseaba que viera todo lo que haría con ella y oír sus gemidos (eso me provoca una gran excitación) este sería el punto de partida, para seguir adelante con la sesión. Así que le ordene que se quitara toda la ropa y que se recostara en la cama, totalmente desnuda, ella muy lentamente se quitó la ropa, sabía que la observaba, comenzó con los tenis que traía, los retiros de sus pies con todo y sus calcetas, después retiro de su cuerpo los muy apretados pantalones de mezclilla azul, dejando mostrar su ropa interior negra y una playera de manga corta del mismo color,

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se subió muy lentamente a la cama y ahí arriba de ella, se puso de rodillas y desprendió de su cuerpo la playera, dejando sus senos desnudos, arrojo a un lado de la cama la playera y se sentó, tomo su diminuta tanga por los lados y poco a poco fue retirándola de su cuerpo, hecho su espalda sobre la cama, levanto las piernas y de un solo jalón se desprendió de la tanga, la cual de igual forma la lanzo a un costado de la cama, entonces ella extendió sus brazos y piernas a lo largo de la cama y suplico (átame por favor… átame). Saque de mi mochila cuatro cuerdas de algodón, camine en dirección a la cama y ya estando ahí me incline en cada una de las patas para atar una cuerda, ya estando cada pata con su cuerda, me incorpore y la vi a ella, mi mariposa negra tendida y desnuda en la cama con los ojos cerrados, le pedí que colocara un poco más su cabeza cerca de la cabecera y que extendiera los brazos a los lados, lo más que se pudiese, además que juntara sus pies, ella obedeció, comencé por atar primero su brazo derecho, el amarre no tan apretado y firme lo hice en su muñeca. Así cuando termine fui al lado izquierdo de la cama y de igual forma ate su muñeca del brazo izquierdo, camine al pie de la cama y con mis manos la tome con mucha fuerza de sus tobillos y jale todo su cuerpo lo que más pude, de esta forma sus cuerdas y brazos que ya había atado con anterioridad quedaron muy tensas, ella por supuesto que dejo oír de sus labios un quejido, tome su tobillo izquierdo y lo ate con otra cuerda que estaba al pie de la cama, este no lo tense mucho, y así lo hice con el tobillo derecho, he de comentar que estas cuerdas no quedaron muy tensas, las deje así para que sus ataduras no cortaran la circulación de sus extremidades.

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De esta forma ella quedo atada a la cama en forma de cruz, hasta ahora ella se veía muy tranquila y así fue como comencé a seducir a mi hermosa mariposa, fui al pequeño refrigerador que se hallaba ahí, saque un pequeño cubo de hielo, camine a la cama y me senté junto a ella, de esta forma el cubo que traía en mis manos, lo comencé a pase por sus senos, este apenas rosaba sus pezones y estos comenzaban a erguirse, además pude ver como se pusieron turgentes y se hincharon sus senos, estando estos listos para poder apretarlos con mis manos, pero eso sería después… luego con el mismo hielo comencé a tocar la punta de su clítoris, para mi sorpresa este no tuvo ninguna reacción, por lo cual deje a un lado el hielo. Me puse de pie y camine a donde estaba mi mochila, de ahí saque un juego de pinzas de madera, de esas pinzas que sirven para sujetar la ropa, di media vuelta y me dirigí a donde esta ella, volví a sentarme en la cama, a un lado de su cuerpo, con mi mano comencé a frotar sus pezones, los pellizcaba muy suavemente para mantenerlos erguidos, de antemano sé que sus pezones son muy sensibles, les comento que era la primera vez que le ponía un par de esta pinzas en los senos, así que empecé a frotado uno de sus senos, el tiempo suficiente como para que este estuviera hinchado, con dos de mis dedos aprisione la areola de su pezón y le coloque una pinza, esta aprisiono a ambos con fuerza, ella cuando sintió la pinza en su seno comenzó a agitarse con fuerza

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tratando de soltarse de sus ataduras y quitarse las pinzas con las manos, se arremolinaba con mucha fuerza en la cama… pero nunca pudo soltarse de ellas, en ese momento me levante y me coloque del otro lado de la cama, justamente donde estaba el otro seno sin pinza, espere a que se tranquilizara un poco, pero ella seguía moviéndose con fuerza, así que como pude tome con mis dedos de la mano la otra areola y su pezón y coloque la pinza, (esta no quedo prensando la areola, solo pude colocársela en el puro pezón y de lado), al hacer esto ella se agito más, y se arremolinaba en la cama con más fuerza, no dejaba de gemir y moverse a tal grado de querer soltarse de sus ataduras, Las pinzas se movían de un lado a otro con gran fuerza que parecía que se soltarían de los pezones… pero eso nunca sucedió, así duro algunos minutos hasta que poco a poco se fue calmando, durante este tiempo solo dejo salir de su garganta gemidos de gran intensidad y solo eso, sus ojos le escurrían algunas lágrimas y sus labios

 ya se veían resecos.

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Me Incline de nueva cuenta y acerque mis labios a su oído y le susurre, “ahora te daré un premio por portarte bien mi amor.” Me di media vuelta y fui a donde estaba mi mochila, de ahí saque un paquete de pastillas de menta concentrada y me coloque una en la boca, cuando está ya estaba disuelta, me acerque a la cama y me recosté junto a ella, de tal manera que acerque mi rostro entre sus piernas y comencé a lamer su caliente vagina, con la lengua separaba los labios vaginales para así poder lamer el interior de estos y solo de esa forma pude encontrar ya muy erecto el clítoris, el cual lo chupe con mucho más fuerza, al grado de que empezó a gemir fuertemente, me levante en ese momento de la cama, camine a donde estaba mi mochila y de ahí saque una mordaza de bola, ya con ella en mano, me volví a donde estaba, acerque mi rostro al de ella y junte mis labios a los suyos, bese tan intensamente que casi la deje sin aliento, retire mis labios y ella tan solo agradeció con una sonrisa, así tranquilamente le coloque la mordaza de bola en la boca y una vez ya ajustada le dije “Bueno ahora viene tu castigo, como ya sabes cada vez que estemos juntos, tienes que respetar las reglas… y una de ellas es guardar silencio a pesar de cualquier cosa” dicho esto, observe en su rostro como abría los ojos de incertidumbre, de que podía pasar ahora, entonces ella solo acertó a mover la cabeza de forma negativa, cosa que no tome en cuenta, me incorpore de ahí y volví a ir a donde estaba mi mochila, tome otra pastilla de menta concentrada y me la eche a la boca, también tome una pinza de madera y me acerque de nueva cuenta a donde estaba su vagina ya hinchada, acerque mi rostro y con la lengua comencé a lamer el interior de su vagina, al punto de ver ya totalmente erguido el clítoris, entonces con la punta de mis dedos, lo tome firmemente y con la otra mano coloque la pinza de madera que traía, cuando ella sintió la presión de la pinza en su clítoris dio un salto en la cama, claro a medida de lo que le permitieron las ataduras. Ya que había colocado la piensa en su clítoris, con mis dedos comencé a tocar, pellizcar y a frotar sus labios vaginales, poco a poco sentí como se hacían mas suaves y tersos, deje de hacer esto, cuando ya estos estaban totalmente húmedos, ella solo dejo oír un muy leve gemido, de su vagina escurría ese hermoso liquido transparente y su clítoris ya estaba muy erguido y libido, me volví a incorporar de ahí, camine a donde estaba mi mochila y saque un pene de gel transparente, di vuelta y regrese con mi mariposa negra, me incline de nueva cuenta, junto a su vagina y con el pene en las manos comencé a introducir la punta a un ritmo de vaivén, poco a poco lo fui introduciendo, comencé con la punta del pene de gel, girándolo para que se humedeciera poco a poco, haciendo que este también de vez en vez tocara el clítoris de por sí ya muy libido, con un movimiento muy suave pero firme lo introduje casi en su totalidad en su muy ya caliente vagina y así continué varios minutos, girándolo, metiendo y sacando de su vagina hasta que por fin el éxtasis llego, saque el pene y lo deje a un lado de ella, mi mariposa durante este tiempo solo gemía y de igual forma como la anterior vez cuando le puse las pinzas, se arremolinaba con gran fuerza en la cama y estiraba manos y pies para poderse liberar de sus ataduras… pero esto fue imposible.

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Me levante de ahí donde estaba, me conduje a un lado de ella y acerque mi mano a su seno derecho y tan pronto como pude abrí la pinza liberando su areola y pezón, esto ocasiono que ella diera un gran brinco en la cama, entonces con mi legua lambí el pezón varias veces hasta que tomo su color natural, me levante de ahí y camine al otro lado de su cama e hice lo mismo con el izquierdo y paso exactamente lo mismo… la reconforte lambiendo su pezón, mientras hacía esto, con mi mano derecha fui retire las pinza de su vagina que tenía aprisionado el clítoris, ella ni se movió, cuando termine, me levante de ahí y me retire de la cama, tome asiento en un pequeño sillón que ahí se encontraba y la deje 10 min. Reposando ahí en su cama, para después soltarla de sus ataduras y retirarle la mordaza antes de irnos a dormir. 

Mi Historia continuará...
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